La terapia de pareja es un procedimiento dirigido a ayudar a las parejas a resolver los conflictos y tratar problemas de relación que son frecuentes en las consultas de los psicólogos en la actualidad. El procedimiento se realiza por parte de un psicólogo especializado con la participación de los dos miembros de la pareja. El objetivo no consiste únicamente en resolver los problemas, sino en dotar a la pareja de las estrategias para que en un futuro las puedan resolver de forma autónoma.
El modelo cognitivo-conductual se caracteriza por la aplicación de una metodología con evidencia científica. Esto significa que las técnicas empleadas han demostrado su eficacia empíricamente y han sido validadas mediante estudios basados en el método científico. Nuestro modelo considera que los problemas de pareja están basados en patrones de conducta y de pensamiento que son inadecuados y que con el paso del tiempo erosionan la estabilidad de la relación.
La terapia de pareja procura fomentar cambios estables en el pensamiento y en la conducta con el objetivo de armonizar la relación. El objetivo es tratar aspectos conductuales, como son los problemas de comunicación, la dificultad para llegar a acuerdos y modificar patrones de conducta poco equitativos o asimétricos. Estas dinámicas a menudo conducen a un desequilibrio y a la pérdida de los refuerzos positivos que mantenían la relación. Cuando esto sucede, los beneficios percibidos por uno o ambos miembros pueden resultar inferiores a los costes que les supone mantener la relación. Este desequilibrio puede derivar en una ruptura por falta de estabilidad de la relación. Aunque en los problemas de pareja y en la insatisfacción marital también están implicados aspectos relativos al pensamiento, como las atribuciones que realiza uno de los miembros hacia el otro, las expectativas sobre la relación, o incluso determinadas creencias.
El procedimiento de terapia de pareja se efectúa en cuatro estadios diferenciados. En una primera fase de evaluación se realizan entrevistas individuales y conjuntas con la pareja. Ocasionalmente, se aplican cuestionarios y se solicitan auto registros de ciertas conductas o de pensamientos para determinar los problemas y los factores de inicio y de mantenimiento de estos. Estas pruebas iniciales nos servirán más adelante para determinar las mejoras de la relación mediante la comparación de los resultados iniciales con medidas realizadas posteriormente durante el tratamiento. Una vez finalizada la evaluación se explican las hipótesis a la pareja y se acuerda el tratamiento de elección. En la fase de intervención se lleva a cabo el tratamiento psicológico mediante diferentes técnicas dirigidas a fomentar el cambio. El tratamiento incluye actividades en consulta, así como la realización de ejercicios terapéuticos entre sesiones. Entre las técnicas utilizadas frecuentemente en el marco de la terapia de pareja se encuentran los contratos de contingencias, el entrenamiento en comunicación, la resolución de problemas, técnicas dirigidas a incrementar los refuerzos u otras técnicas destinadas a fomentar un pensamiento más objetivo como la reestructuración cognitiva. Cuando se obtiene una mejora significativa se inicia la fase de seguimiento, en la cual las sesiones serán menos frecuentes hasta llegar al alta definitiva.